martes, 12 de enero de 2010

PUBLICIDAD


La educación no sólo la transmiten los programas televisivos, las series o los dibujitos, sino que también juegan un papel decisivo los anuncios publicitarios.
Como ejemplo y caso más preocupante voy a tratar el tema de los anuncios de juguetes para los más pequeños (anuncios que hasta hace un par de días y desde hace casi un mes han bombardeado los espacios publicitarios de todas las cadenas españolas).
Analizando estos casos vemos cómo determinados estereotipos aparecen claramente como signos identificativos en todos y cada uno de los anuncios. Podemos comprobar cómo todavía para las niñas se destinan todo un conjunto de juegos relacionados con actividades domésticas, crianza de los niños, “supernenas” maquilladas para ganar la mirada del galán, mientras que para los niños se destinan juegos relacionados con la acción, la competición, los deportes, y el espacio exterior.
La eterna pregunta a la que nos enfrentamos es que puede que la publicidad esté creando estereotipos de niñas y mujeres amas de casa, coquetas, y niños fuertes que se dedican a los coches, la mecánica, los deportes, etc. O tal vez la publicidad está utilizando una realidad, sabe que a las niñas les gustan las muñecas con vestidos rosas, y a los niños, los coches de color azul.
Lo que está claro es que esta forma de categorizar sólo reduce y obstaculiza a que los más pequeños, independientemente de su sexo, aprendan valores humanos generales y necesarios.
Si desde pequeño asociamos determinadas características a unos y a otros, estamos educando de una manera que no hace más que fomentar unas diferencias que no hacen más que aumentar las desigualdades.
Está claro que el objetivo único de los anunciantes es vender. Y para ello pasan por encima de cualquier valor cívico. Eso no importa.

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